Barcelona, además de ser la ciudad de los prodigios, es una caja de sorpresas que ahora se empeña en descubrir, inventariar, estudiar y analizar uno de sus tesoros artísticos más desconocidos: los mosaicos. Y no sólo el mosaico romano ‘Las tres gracias’, hecho con teselas y conservado en el Museo Arqueológico de Cataluña, o el trencadís omnipresente en el Park Güell que Antoni Gaudí ideó a principios del siglo XX, o los modernos mosaicos de baldosa cerámica que decoran el techo del Mercado de Santa Caterina. Los protagonistas son los mosaicos cotidianos, los más desconocidos, los que adornan los pavimentos y fachadas de casas, oficinas, fábricas o parroquias de la ciudad.
Este proyecto reivindicativo de los mosaicos se llama El mosaico de mi barrio y es una iniciativa del Servicio de Arqueología de Barcelona nacida coincidiendo con el 13º Congreso Internacional de Conservación de Mosaicos que se celebró en Barcelona el otoño de 2017, después de que la candidatura barcelonesa derrota en Londres y Jerusalén como sede del congreso, «una pionera iniciativa ciudadana, una especie de congreso alternativo que ha dado la voz y la posibilidad de participar a los ciudadanos de Barcelona», apuntan Montserrat Pugès, responsable de Intervenciones en el Patrimonio del Servicio de Arqueología, y Kusi Colonna-Preti, coordinadora del proyecto.
Esta iniciativa de participación ciudadano, iniciada el año pasado, ha vivido este otoño una segunda fase y se completará el próximo año. «El proyecto consiste en hacer un inventario fotográfico ciudadano que permita hacer un estudio técnico e histórico del mosaico en Barcelona para determinar qué es el mosaico, cuáles son las técnicas que predominan en la ciudad y cuáles son las principales diferencias», puntualiza Colonna- Preti. Una vez finalice la tercera fase de participación ciudadana, «se iniciará la creación de una historia del mosaico en Barcelona. Ahora ya hay estudios parciales, pero falta un estudio con una perspectiva más generalista «, asegura Pugès.
Los descubrimientos ciudadanas, 2.668 imágenes de 1.567 mosaicos, se pueden ver en la web del proyecto (www.barcelona.cat/mosaics/). En este portal municipal de participación ciudadana, las imágenes de cada mosaico se acompañan con una ficha con información sobre su localización, autoría y técnica y se ordenan por el distrito donde está ubicado y por la técnica empleada en su construcción y por la su época de creación, aunque buena parte se construyeron a partir de finales del siglo XIX, cuando el movimiento higienista propició el cambio de pavimentos en la ciudad que abrió las puertas al mosaico.
Cuatro itinerarios
El proyecto El mosaico de mi barrio también cuenta con cuatro rutas para que los ciudadanos de Barcelona descubren los mosaicos. Los itinerarios se centran en las decoraciones exteriores de las casas de veraneo del barrio Font d’en Fargues (Horta-Guinardó), los mosaicos de las farmacias modernistas de Ciutat Vella, los rótulos y publicidad elaborado con este material en el Poblenou, y un recorrido por las diferentes técnicas masivas presentes en el distrito de Gracia. El objetivo de los responsables del proyecto es incrementar hasta 10 los itinerarios y organizado un paseo guiado mensual, que se anunciará oportunamente en la web del proyecto.
Cada mosaico diferente
Un golpe de vista a este portal permite descubrir mosaicos de todo tipo, épocas y técnicas. Aunque cada mosaico es diferente, el más popular y el que más abunda es el hidráulico, un pavimento hecho con polvo de cemento y pigmentos prensados, popularizado por el modernismo, fue un habitual en la construcción hasta mediados del siglo XX y ahora vuelve a estar de moda. Entre los hidráulicos, los de más renombre fueron los de Escofet, diseñados por artistas de primera fila, como Joan Fabré, Enrique Moya o Alexandre de Riquer, que trabajaban por los grandes arquitectos modernistas como Josep Puig i Cadafalch o Montaner.
Este insigne arquitecto modernista firmó en 1903 la reforma del Hotel España (Sant Pau, 9), una funda creada en 1850 por los hermanos Riba. Su admirable interior luce columnas de mármol, lámparas modernistas, una gran chimenea modernista, esgrafiados … y un gran mural mosaico en medio del comedor, unos de los mejores ejemplos de mosaicos inventariados al proyecto impulsado desde el Servicio de Arqueología de Barcelona. Esta pieza está realizada con teselas de vidrio y de cerámica esmaltada y representa 12 escudos heráldicos de ciudades y regiones de España.
La participación ciudadana, sin embargo, «también ha permitido descubrir técnicas de mosaico que no conocíamos que se daban en la ciudad, tales como pavimentos de cartón-piedra, entre los que destacan los diseñados por Hermenegildo Miralles en el siglo XIX que protagonizaron la decoración del desaparecido Café Torino (situado en el paseo de Gracia número 18, en la esquina con la Gran Vía, donde ahora hay una conocida joyería) y que tienen su máxima expresión en el fumador de la gaudiniana Casa Vicens «, apunta la responsable de Intervenciones en el Patrimonio del Servicio de Arqueología, Montserrat Pugès.
La mayoría de mosaicos censados en el inventario de la web del proyecto no tienen, sin embargo, el glamour de este edificio de Antoni Gaudí. Si uno se adentra en un paseo virtual por los mosaicos de la ciudad puede encontrar fácilmente ejemplos notables y muy heterodoxas. Desde el mosaico de gres cerámico del suelo de la Parroquia Santa Teresa del Niño Jesús (Vía Augusta, 68), una pieza fabricada en el taller de Pujol i Bausis entre 1932 y 1940; al tradicional mosaico hidráulico que aún se puede ver el suelo de la La Pasticceria di Gracia (Verdi, 58), una especie de alfombra con decoración simetrizada que desde 1912 figuraba en el catálogo del fabricante Orsola, Solà y Cia.
Consejos de conservación
Si visitáis la web del proyecto encontrareis unos consejos para conservar las diferentes tipologías de mosaicos, todo dependiendo de sus diferentes técnicas musivas: alicatado, mosaico de cartón piedra, mosaico de gres cerámico, mosaico hidráulico, mosaico de azulejos, terrazo, teselas las y quebradizo.
Unas tipologías, a veces bastante parecidas, pero que requieren de procedimientos específicos para su mantenimiento, restauración y conservación. Los diferentes bloques de consejos han sido elaborados por entidades colaboradoras del proyecto, como la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona, la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Cataluña (ESCRBCC) y el Laboratorio de Restauración y Conservación Preventiva de la Oficina de Patrimonio Cultural de la Diputación de Barcelona. El proyecto también cuenta con la colaboración del Centro de Documentación del CAATEEB.
Publicitarios y decorativos
No todo, sin embargo, son pavimentos. También podemos encontrar mosaicos con fines publicitarios, como el de la farmacia Giró Loperena (Pujades, 189), un mosaico de baldosas de cerámica esmaltada de autor desconocido y fechado en 1915, o el rótulo que presidía la entrada de la fábrica La Unión Metalúrgica (Almogàvers, 119-123), una pieza formada por teselas de cerámica esmaltada que podría datar de 1914. Tampoco faltan paneles decorativos, como el que hace esta función en la Casa Francisco Burés y Borràs (Ausiàs Marc, 30- 32), un mosaico modernista de teselas de vidrio de Miquel Pascual y Tintorero (1905) que representa la escena de la bruja del cuento de Hänsel y Gretel con una gama cromática muy variada.
Y así, hasta los 1.567 mosaicos censados actualmente en la web del proyecto, una iniciativa que se podría ‘clonar’ a otras ciudades, como Bruselas, y que evidencia que «estamos en un momento interesante del mosaico, que nos permite ver su evolución técnica desde el siglo XIX al XXI, ya que hay fábricas que se dedican desde hace muchos años «. Aunque las responsables de proyecto se lamentan que aún no exista una historiografía que estudio y analice el sector, aseguran que «el proyecto ha cumplido su objetivo: ha sido generador de complicidades y retos, tales como difundir que hay mosaicos más allá del hidráulico, dar una idea más global del término mosaico «.
La participación ciudadana y la labor divulgadora del mosaico que han caracterizado la iniciativa ‘El mosaico de mi barrio’ en sus dos ediciones tienen que ir, pero, un poco más allá. «Hay que conseguir que los propietarios adopten la cultura del mantenimiento y conservación y, así, detener la pérdida progresiva de los notables ejemplos que aún quedan de las artes decorativas menores, como los mosaicos, esgrafiados o murales interiores. El mosaico ha evolucionado, se mantiene de actualidad y es necesario que entre todos los preservemos como signo de identidad de nuestra ciudad «, apuntan Montserrat Pugès, responsable de Intervenciones en el Patrimonio del Servicio de Arqueología, y Kusi Colonna-Preti , coordinadora del proyecto.
Autoria de les fotos: Museu Arqueologia de Catalunya, Casa Vicens, Arnim Schulz, Mercè Compte y Jordi Griset