Hace pocos años, el sector de la construcción en nuestro país sufría una profunda crisis de la que apenas empezamos a entrever el final. El entorno económico desfavorable provocó que la actividad se resintiera y, como consecuencia, se desmontaba un tejido profesional confeccionado en los años de bonanza. Cerraron despachos, mientras que otros buscaron nuevos mercados y clientes fuera del país, aprovechando las diferentes iniciativas de fomento de la internacionalización profesional. Este es el caso del despacho Pinearq slp. Su directora ejecutiva, Inmaculada Casado, nos cuenta los proyectos que han llevado a cabo en todo el mundo durante este periodo. Hoy, con la promesa de una reanudación de la actividad, algunos de los emigrantes han vuelto, y las empresas pueden optar a nuevos encargos ubicados en nuestro país. Otros, sin embargo, han decidido continuar su aventura internacional. L’informatiu ha hablado con algunos de ellos para conocer cuál es su situación y sus inquietudes. Y también para valorar qué les ha dejado su experiencia.
¿Cómo vivisteis el inicio de la crisis de la construcción hace unos diez años?
“Con una cierta inconsciencia en el primer momento. Veníamos de una época de bonanza y llevábamos una inercia de grandes proyectos y de un ritmo de construcción intenso que hizo que, en la parte de ejecución de obras, no notáramos la crisis hasta finales del año 2013.
El ámbito de los proyectos, evidentemente, tomó conciencia antes, en el año 2010. Concursos públicos que estaban ganados quedaron cancelados, y también se detuvieron las licitaciones. Como consecuencia, nuestra facturación iba reduciéndose a la mitad cada año que pasaba.
En aquellos momentos ya teníamos proyectos internacionales en Italia, Alemania, Portugal, Salvador, Guatemala y Nicaragua, pero representaban solo el 20 % de la facturación del despacho. Cuando llegó la crisis tuvimos que intensificar los trabajos fuera, y como ya teníamos una experiencia anterior, empezamos a notar los resultados rápidamente. También el apoyo de algunas constructoras españolas que ya habían salido y que nos llevamos a las licitaciones de proyecto y obra nos hizo incrementar el negocio internacional, y así pudimos compensar la paralización en el nuestro por la crisis.
En 2012 se consolidó nuestra implantación internacional y creamos las oficinas de Panamá y Chile, y desde entonces hemos ido incrementando los proyectos en Centroamérica y Sudamérica, así como en Italia y Portugal. Hicimos algunos concursos y acciones en China, pero no se consolidaron, aunque mantenemos una oficina comercial en ese país. En estos momentos la facturación internacional representa el 70 % del total.”
¿Nos podrías detallar cuál ha sido tu experiencia en estos países?
“Nuestra profesión no existe fuera de España, y no hay un profesional equivalente ni un reconocimiento de nuestro título universitario. Por lo tanto, para formar parte del equipo de diseño, solo se puede hacer como especialista en presupuestos, sostenibilidad, calidad, gestión documental, etc. Y hay que tener una formación específica en estos ámbitos.
La supervisión de obra es por concurso, distinto al del diseño, hecho que los hace incompatibles. Además, requiere estructura de empresa y profesionales locales, y en conjunto es un camino difícil. Tenemos una experiencia, la de la supervisión de la construcción del Centro de Convenciones de Lima, en el que formamos parte del equipo de supervisión, no en obra, sino como especialistas de oficina en temas de calidad.
Me he tenido que reubicar o reinventar, buscando un lugar en los equipos de diseño desde el primer momento, que ha supuesto trabajar más desde la gestión, preparando los acuerdos con las empresas locales, así como los documentos técnicos de las ofertas, en cuanto a metodología, planificación, organigramas funcionales, costes, etc. Y hacer las mediciones o cubicaciones, como le dicen ellos, para la oferta económica.
Me ha tocado viajar, pero no hacer grandes estancias fuera. Las tecnologías de comunicación han facilitado mucho el trabajo internacional y se han reducido los desplazamientos: Skype, Facetime, Dropbox, etc., han cambiado la organización del trabajo diario, así como el espacio físico del despacho. Nuestras salas de reunión se han convertido en salas con pantallas y sistemas de videoconferencias que se utilizan cada día para hacer reuniones virtuales con colaboradores o clientes internacionales.”
Actualmente todos los indicadores apuntan a que la actividad constructora se reaviva en nuestro país. ¿Os habéis planteado retomar la actividad profesional en nuestro país o ya os va bien continuar con clientes extranjeros?
“Ciertamente, hemos notado que se ha reavivado la actividad constructora, en nuestro caso, la de los proyectos del sector de las ciencias de la salud, tanto con cliente privado como público, especialmente privado.
Actualmente, la facturación del despacho es de un 30 % procedente del mercado español y de un 70 % del mercado internacional, y pensamos que puede incrementarse aún más la parte internacional. Tenemos un perfil de empresa, una experiencia y una especialización que nos posicionan muy bien en el extranjero, con buenas opciones.
Continuaremos trabajando en el extranjero, porque en nuestro sector de actividad hay muchos países que tienen pendiente hacer una mejora importante en este sector, que es estratégico después de las infraestructuras básicas y de la educación. Los tenemos identificados y seguimos sus programas de inversión para estar preparados cuando se publiquen las licitaciones de diseño o de obra.”
¿Qué valores te ha aportado tu experiencia internacional?
“Son varios y muy enriquecedores en el plano personal y profesional, en especial el respeto por los profesionales locales, que tienen una gran formación técnica especializada, y el respeto por la cultura del país: debes conocer y escuchar, y no imponer tus ideas o hacer comparaciones entre cómo lo hacen ellos y cómo lo hacemos nosotros aquí.
El intercambio de conocimientos en temas específicos, como la prevención ante los terremotos o los sistemas de construcción, diferentes debido a una logística y unas tradiciones propias de país. Y también el trabajo en equipo y la coordinación de equipos, demostrando que la suma de las partes mejora el de la individualidad. Aquí estamos acostumbrados a hacer el trabajo de diseño y dirección de obra con pocos profesionales. En estos países los equipos pueden estar formados por más de 15 personas, y la capacidad de organización es fundamental.”
¿Según tu experiencia, consideras que el aparejador es un profesional valorado en el extranjero?
“Sí, pero no por las tareas que hace aquí. La figura del aparejador no existe en estos países, ni siquiera un equivalente, y por lo tanto resulta difícil hacerles entender cuál es nuestra función y que, en la práctica, podemos hacer tantas cosas, cuando ellos necesitarían muchos profesionales.
Hay espacio profesional si tienes formaciones específicas, como, por ejemplo, de cubicaciones y presupuestos, calidad documental, sostenibilidad, sistema de certificación LEED o equivalente, coordinador BIM, etc. Nos valoran por las capacidades que adquirimos durante la formación de la carrera en cuanto a tener conocimientos generales del proceso completo de construcción y de coordinación, planificación y gestión de las actividades.”
¿Qué podéis aportar a vuestro ejercicio profesional de lo aprendido fuera?
“Ya hace más de 7 años que estamos trabajando fuera, y continuaremos haciéndolo porque hemos conseguido una implantación local con unos partners fidelizados y unas relaciones consolidadas que nos llevan a un reconocimiento profesional en los mercados internacionales.
Este tiempo ha servido para aprender a hacer los proyectos con las particularidades de cada país, tanto en contenidos técnicos como en la presentación gráfica de la documentación, y ahora somos más eficientes.
También hemos aprendido muchos conocimientos cuando hemos trabajado con los profesionales locales, y queremos seguir de la misma manera, con una visión amplia del mundo, donde las barreras físicas o territoriales no sean limitaciones para poder desarrollar nuestra actividad profesional en el ámbito del diseño de proyectos de ciencias de la salud, con un objetivo de servicio que permita mejorar la calidad de las personas y la de sus condiciones de vida.”
Algunos consejos para los que deseen seguir vuestros pasos…
“Sí. Hay dos temas que no he comentado anteriormente y que quisiera destacar. El primero es decidir en qué país y con qué partner local se hará la implantación internacional. ¡Y en qué momento! ¿Antes de conseguir un contrato? ¿O después de conseguirlo, para que así los honorarios del contrato financien la operación? Se debe dedicar tiempo suficiente a esta fase previa para definir las estrategias empresariales y que la operación sea un éxito.
El segundo tema es el de la complejidad para hacer los trámites administrativos. No hay ventanilla única, razón por lo cual todo es largo y lento, y es necesaria la colaboración de diversos profesionales locales, que son los que conocen las normas y los procedimientos administrativos y legales del país.”
Facilitar la sanidad y la educación en todo el mundo
Inmaculada Casado Martínez nació en Barcelona en el año 1967, y es diplomada en Arquitectura Técnica por la Escuela Universitaria Politécnica de Barcelona (EUPB) en 1989. Obtuvo el Máster en Intervención Ambiental por la UB en 1994. Certificado leed 201: Core Concepts and Strategies (2012) y Máster en Planificación y Diseño de Hospitales y Centros de Salud por la UOC (2014).
Ha participado en el diseño y desarrollo de la dirección de ejecución de obras de varios proyectos del sector terciario. Comenzó en el ámbito de la educación, pero desde 1997 su actividad está centrada en el ámbito sanitario y tecnológico.
Entre las obras ejecutadas, destacan las escuelas CEIP Les Cireres, CEIP Planas Casals, la Universidad del Campus de Bellvitge o la Universidad de Empresariales de Granada. Como edificios del ámbito de la salud destacan los hospitales Quirón de Barcelona y Madrid, el Hospital Comarcal Baix Llobregat Moisès Broggi, el Hospital del Mar, el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona, el Hospital del Niño de Panamá, el Centro Sociosanitario Dolors Aleu o el Mercado de la Marina. Actualmente desarrolla tareas de gestión y realiza proyectos internacionales en Sudamérica, África y Asia con la empresa Pinearq SLP, y desarrolla trabajos de arquitectura técnica con la empresa Enne Gestión Activa de Proyectos SLP, de la que es socia.
Colabora con diversos organismos especializados en proyectos innovadores y de desarrollo de construcción y rehabilitación sostenible, y ha escrito diversas publicaciones y artículos en revistas técnicas, entre las que destaca la Guia de l’edificació sostenible, del Instituto Cerdà-GenCAT o la publicación Viure 100 anys – Hospital del futur del ICEX.
Autoria de les fotos: Inma Casado y varios
Nota del editor
Este artículo fue publicado originalmente en El Informatiu número 355 de marzo de 2018