Ahora sí, mucho tiempo después de anunciarlo, la realidad es un hecho. Y las nuevas maneras de construir, de entender el mundo de la construcción y el proceso constructivo, ya están aquí. Ha sido necesario tiempo, tiempo repleto de buenos momentos, que tuvimos y quizás no supimos aprovechar, y de momentos duros y complicados, que han requerido mucho esfuerzo y compromiso durante estos últimos años. Pero el cambio en el sector de la construcción, a mi parecer muchas veces mal categorizado como un sector diferente y ajeno al resto de la realidad empresarial del país, ya es una realidad indiscutible en términos de innovación del proceso constructivo y desarrollo de nuevos modelos de gestión.
Sin duda nos esperan unos años apasionantes, de cambio constante y acelerado. Veremos como las formas de hacer y de organizarnos cambian en los próximos 5 años más que en los últimos 50. Las tecnologías BIM, la gestión a través de la filosofía Lean construction o la nueva forma de relación que abren los contratos IPD, son solo una pequeña muestra. Pero habrá muchas más: tecnologías disruptivas, nuevas formas de integración y colaboración entre los diferentes stakeholders, nuevas estructuras organizativas, más abiertas y necesariamente más competitivas… nuevos roles dentro del proceso constructivo, algunos como el modelador de estructuras BIM o el quantity surveyor ya están aquí, otros aún ni los imaginamos.
Este nuevo contexto de complejidad en el que nos encontramos inmersos pide nuevas soluciones en las formas de trabajar, pero sobretodo pide nuevas competencias en las personas. Unos profesionales que conociendo las nuevas dificultades, sepan adaptarse y desarrollen nuevas y diferentes competencias para liderar los retos de futuro. Profesionales que cada día serán más esenciales a la hora de alcanzar el éxito de una compañía o un proyecto, porque las personas siguen siendo el elemento clave y diferenciador de todo el sistema.
La pregunta no es, pues, hacia dónde vamos, sino cómo tienen que ser los nuevos profesionales que deben liderar este futuro del sector de la construcción. ¿Qué competencias se requerirán para gestionar dentro del nuevo contexto VUCA*? ¿Qué demandaran las empresas a sus personas? ¿Cómo deben ser los nuevos profesionales de la construcción?
Como consultor de personas, con más de veinte años de experiencia en la búsqueda y selección de profesionales, directivos y ejecutivos del sector de la construcción, asesorando a las empresas en el desarrollo de los modelos de gestión y las políticas de desarrollo de personas, el cambio que puedo certificar solamente puede calificarse de extraordinario. El futuro es mucho mejor que el pasado, también más exigente. El futuro estará lleno de buenos profesionales altamente preparados, de mucha tecnología de soporte y gestión para asegurar la competitividad y el control de los proyectos, la innovación y el desarrollo formarán parte de las estrategias y del día a día de todas las compañías, y la capacidad de atraer y relacionarse con personas, profesionales y compañías diversas y muy diferentes para competir y colaborar será el activo más importante de una empresa.
Como headhunter tengo muy claro cuáles son las habilidades, actitudes y aptitudes que busco en los nuevos profesionales de la construcción para asegurar que tendrán éxito en este nuevo entorno. Y es que, independientemente del rol y la función a desarrollar, todos los profesionales deberán tener 4 competencias transversales: la capacidad de aprendizaje, la gestión de la incertidumbre, una alta capacidad de relación y un liderazgo interior, serán las competencias que marcarán la gran diferencia entre un buen y un excelente profesional.
Capacidad de aprendizaje
Los nuevos tiempos requieren una gran capacidad de aprendizaje continuo. Ya no es importante lo que uno sabe, porque muy posiblemente quedará obsoleto rápidamente, si no lo está ya. El conocimiento es estático y las nuevas maneras de gestionarlo hacen infructuoso según qué esfuerzo.
Lo que será importante es la capacidad de aprendizaje. Un aprendizaje continuo que también pide desaprender constantemente, cambiar conceptos y paradigmas. Buscamos personas con una gran inquietud por aprender, curiosas y con proactividad para abandonar sus creencias y zonas de confort. Será necesario reinventarse de modo constante.
Capacidad de toma de decisiones
La incertidumbre provocada por la velocidad del cambio y la obsolescencia de la planificación estratégica exigirá profesionales con una gran capacidad para la toma de decisiones con contextos de gran incertidumbre. Personas con gran capacidad de análisis y con una buena dosis de intuición, esa característica a medio camino entre la experiencia, el sentido común y la visión anticipada. Profesionales que nos aseguren buenas decisiones, pero también y sobre todo, que sepan reaccionar de forma rápida, que se anticipen a las circunstancias y que no tengan miedo a equivocarse. En un entorno donde la planificación será básicamente operativa y no estratégica, será necesario asumir que no sobrevivirá el más acertado, sino el más ágil en adaptarse. Las startups y los nuevos modelos de negocio tecnológico son buenos ejemplos de ello.
Capacidad de relación en contextos diversos
La alta capacidad de relación en contextos diversos y multiculturales también será necesaria para responder a la realidad muchas veces desconocida que deberemos gestionar. Una capacidad de relación que debe ir más allá de la capacidad relacional y la empatía necesarias hasta ahora. En un nuevo mundo donde las individualidades seguirán presentes pero necesitaran mucho más apoyo y ayuda, la complejidad y la competitividad a la que deberemos enfrentarnos nos obligarán a trabajar a todos y siempre en equipo. Participando en diferentes proyectos a la vez y asumiendo diferentes roles de forma constante. Equipos multidisciplinares y heterogéneos, en los que será necesario colaborar con gente de nuestro sector, pero también de sectores muy alejados y con prácticas y maneras de pensar y de hacer absolutamente diferentes. Con equipos multiculturales que trabajaran conjuntamente, compartiendo un mismo proyecto y objetivos, pero sin compartir un mismo espacio físico o vital, un código ético o identitario común.
Liderazgo integrador
Y finalmente destacaría el liderazgo integrador. Probablemente la competencia más preciada, lo que definirá no solamente el talento de un profesional sino el éxito o fracaso de muchos proyectos. El liderazgo seguirá siendo clave para desarrollar cualquier proyecto en el futuro. Pero será un liderazgo que poco o nada tendrá que ver con lo que hemos conocido hasta ahora. Ya no buscamos clarividentes, avalados por el conocimiento técnico, basados en una trayectoria profesional determinada y con la capacidad de resolver situaciones o problemas concretos, líderes que sean el referente y la medida para el equipo a la hora de buscar soluciones o tomar decisiones. No, este liderazgo no es suficientemente potente y sólido para afrontar la nueva realidad cambiante. El nuevo liderazgo se basa en la capacidad para integrar a personas altamente diversas alrededor de un solo objetivo. Se basa en la capacidad de sacar lo mejor de cada uno de ellos y alinearlo para hacerlo útil. Es un liderazgo basado en la relación y el impacto emocional. Es un liderazgo positivo y estimulante que sabe generar acción, sacar el compromiso de todos y hacer crecer las capacidades de los individuos y del equipo. Un liderazgo que debe alcanzar la gestión del equipo desde la autogestión de cada uno de sus miembros. Un liderazgo que debe ejercerse desde la aceptación de saber que el rol será circunstancial, muchas veces transitorio y que tendrá como máxima complejidad la gestión de personas con más conocimiento que el propio líder.
Como observador privilegiado del sector, constato día a día como este nuevo entorno al que llamamos VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo), está afectando de lleno al sector. No tengo ninguna duda de que el camino pasa necesariamente por reinventarse. Desde la forma de relacionarnos con los diferentes interlocutores, una manera que establezca nuevos marcos de colaboración y contratación, cambiando la mentalidad cliente-proveedor que tanto daño ha hecho especialmente en nuestro sector. Pasando por una apuesta clara por el talento como elemento diferencial con políticas de potenciación de las personas y de employer branding y haciendo una decidida apuesta por la tecnología y la innovación en el proceso constructivo como ejes estratégicos para la generación de valor.
Y en este entorno, creo honestamente que el aparejador tiene mucho que decir. Y lo creo porque soy conocedor de las habilidades, actitudes y aptitudes que conforman el perfil de muchos aparejadores, conozco su capacidad técnica y de gestión, su visión del proceso constructivo y la forma de afrontar retos y situaciones desde los diferentes roles que desarrollan en el sector, y las veo muy alineadas con las nuevas realidades y necesidades competenciales.
¡Estoy convencido de que vienen buenos tiempos para la profesión!
VUCA: volátil, incierto, complejo y ambiguo de sus siglas en inglés
Autoria de les fotos: Chopo
Nota del editor
Este artículo fue publicado originalmente en el Informatiu número 355 de marzo de 2018