La lucha contra el cambio climático o calentamiento global pasa necesariamente por nuestro día a día.
Dejadme situar un poco todo. El clima de la Tierra, las montañas, las especies, los países, etc … siempre han cambiado. No hay nada estático. Esto significa que, siempre ha habido, hay y habrá cambios en el clima. El llamado, pero, cambio climático, hace referencia a nuestra influencia, la de la especie humana. Parece que ya tenemos alrededor de un 60% de responsabilidad en los cambios que se producen.
Ahora bien, lógicamente, uno se puede preguntar lo siguiente: si siempre ha cambiado el clima por causas naturales, ¿por qué ahora hay que preocuparse tanto? La respuesta es fácil y clara. Porque los cambios importantes en el pasado han provocado notables problemas y, ahora, la velocidad con que nos llegan estos cambios nos puede traer problemas estructurales graves o muy graves en pocos años y décadas.
El frío intenso del siglo XVIII provocó en Europa pérdida de cosechas sistemática, hambre y conflictos. La Guerra de los Cien Años o la Revolución Francesa son ejemplos. La actual guerra civil en Siria se inicia porque entre el 2007 y el 2011 se produce una marcada sequía. Un millón y medio de personas del campo se mueven hacia la ciudad y provocan tensiones. El resto, ya lo conocéis.
¿Qué está provocando este rápido cambio? La concentración de los llamados gases de efecto invernadero. Se trata de los procedentes de la quema de leña, gas, carbón y petróleo. Hay que matizar, sin embargo, que el carbón y el petróleo son especialmente nefastos. Mucho menos el gas y, se considera balance neutro o cero, la leña. El por qué está en que los troncos de los árboles que ahora quemamos han sido vivos y respirando CO2.
¿Cuál es la solución?
Lo que podemos hacer está plenamente identificado. Aunque fácil no será. El año 0 de nuestra era, hace 2.000 años aproximadamente, éramos 200 millones de personas en el mundo. El año 1.800 sumábamos 1.000 millones. En 1950 ya éramos 4.500 millones. A día de hoy somos 7.666 millones de habitantes en todo el planeta. Esta cantidad desmesurada hace que ponerse de acuerdo en todo y el tiempo de respuesta sean realmente difíciles. La solución pasa, sí o sí, para dejar de quemar el petróleo y carbón, sobre todo. El gas también pero no sería tan urgente.
Las pequeñas cosas, nos llevarán las grandes soluciones.
Es importante que los gobiernos, sean municipales, regionales, nacionales o los organismos internacionales actúen, pero más importante es nuestra actuación diaria como ciudadanos.
En este sentido el mundo se mueve en una clara dirección. Asia está cogiendo el liderazgo mundial en crecimiento y necesidades energéticas. Europa ya lo hizo en los últimos 150 años.
Los años previos al 2008, poca gente pensaba que llegaría pronto la crisis. Se construía a toda máquina. Los pisos se vendían como churros. La publicidad ponía en valor que tuvieran zona comunitaria, grifos de una marca alemana, parquet o cosas por el estilo. Nadie hablaba de viviendas bien aislados acústica o térmicamente, equipos eficientes de climatización, electrodomésticos de bajo consumo, etc.
Una oportunidad perdida cuando se construyeron miles de viviendas, con los mínimos de los mínimos y, marcados por los precios de la especulación, sobre todo.
Es importante que los gobiernos actúen, pero más importante es nuestra actuación diaria como ciudadanos
¿Pero, ahora qué podemos hacer?
Personalmente pienso que tenemos, los próximos años, una oportunidad única para reconducir las cosas, ganar en calidad de vida, de respeto medioambiental y de provecho económico. La rehabilitación de las viviendas existentes, en términos de aislamiento acústico, térmico, equipos de climatización adecuadas a cada caso y de bajo consumo, mecanismos de ahorro de agua, instalación de captadores solares, etc … requieren de inversiones significativas y de oportunidades de negocio importantes. La economía verde es eso.
Vamos por tanto a los puntos, para mí clave. Con la condición de que vosotros, los lectores de la publicación, sois los que entendéis más.
Al levantar un bloque de pisos o una vivienda unifamiliar, partimos ya de materiales que son interesantes desdel punto de vista de los aislamientos. Una empresa ya implicada en la madera desde hace décadas, ubicada en el Pallars Sobirà, lleva más de 60 casas construidas en Cataluña con madera. La calidad, altísima. Está claro que son pocas, pero, es un primer paso.
Dejamos la construcción integral o, casi integral de madera y vamos hacia la convencional. La construcción con los ladrillos tradicionales es mayoritaria. Leo que se intenta llegar a un aislamiento acústico entre los 50 y 55 dB. Sinceramente, en los años 90, en una vivienda de mi propiedad, los vecinos acabamos hartos de oír a las habitaciones de matrimonio … Se encargaron medidas de sonido y, si no recuerdo mal, estábamos alrededor de los 46 dB , precisamente justo lo que debía cumplir. Por lo tanto, que ahora se pidan entre los 50 y 55 dB me parece del todo insuficiente.
Está claro que cualquier construcción nueva y rehabilitación debe optar por fachadas ventiladas o sistemas tipo SATE. Las posibilidades actuales con materiales respetables 100% con el entorno, como el corcho, la lana de oveja y la celulosa son infinitas. No hace falta decir que las ventanas son fundamentales. Recuerde que el aluminio es infinitamente más conductor del frío que la madera (aunque las roturas de puente térmico) y, hace años, se puso de moda, por un tema de mantenimiento, pasarse al aluminio.
Ahora, sin embargo, tenemos ventanas de madera con una pequeña lámina exterior de aluminio ideales, el mismo aluminio con una rotura potente de puente térmico y, también el gran aislante plástico y muy duradero, el PVC. En cuanto a los cristales, dobles y triples, con bajas emisividades, gases interiores, etc … hacen que las pérdidas de calor sean bajas.
Tenemos una oportunidad única para reconducir las cosas, ganar en calidad de vida, de respeto medioambiental y de provecho económico.
Vamos a la climatización
Antes de hacer la elección del sistema, habrá que ver si es para un comercio o establecimiento hotelero, vivienda primera residencia, vivienda segunda residencia, etc … Montar un sistema sobredimensionado en una segunda residencia será tirar los recursos y, al revés. En cualquiera de los casos, el gasóleo, de ninguna manera lo debemos utilizar. Es el sistema más contaminante con diferencia. Además, los consumos serán especialmente elevados.
- Vamos hacia la biomasa. La astilla forestal es un combustible interesantísimo para establecimientos comerciales u hoteles, con muy bajo coste económico. En una vivienda unifamiliar, probablemente mejor el pellet, para minimizar la inversión a la hora de instalar un silo para almacenamiento de la astilla. Pequeños contenedores serían suficientes por pellet. Los entornos rurales, pero también de las ciudades, interiores, pirenaicos y del prelitoral (el 40% de la población catalana) podrían adoptar perfectamente. Y mataríamos dos pájaros de un tiro con el aprovechamiento de la madera de los bosques para reducir la carga de combustible y minimizar el riesgo de incendios forestales.
- Vamos al sistema de caldera de gas. Está claro que las calderas de condensación son las únicas a instalar, con consumos más bajos que las «de siempre». Eso sí, aunque el consumo más bajo y que el gas es menos contaminante que el gasoil, nos podemos encontrar con facturas notablemente elevadas a fin de mes.
- Vamos hacia la electricidad. De entrada, es un sistema que asusta. Los consumos en el pasado podían ser importantes. Bombas de calor tormenta, radiadores poco eficientes o con publicidad engañosa tipo «bajo consumo», habían provocado ataques de ansiedad al recibir las facturas.
- Actualmente, la aerotermia, es un sistema en rapidísimo crecimiento. Las facilidades a la hora de instalar, adaptación y, su bajísimo consumo lo hacen idóneos. Sin embargo, con un 40% aproximadamente de sobrecoste. Combinado con un suelo radiante será ideal para confort y ahorro.
- Finalmente, la geotermia en grandes bloques comunitarios, aunque el sobrecoste inicial, puede ser un sistema interesantísimo.
Iluminad siempre con leds, detectores de presencia y monitorizad los consumos de todos los equipos de casa. Os ayudará a detectar por donde «se escapan los euros». Es una instalación actualmente sencilla y que, instalada en construir o rehabilitar es relativamente económica. Las persianas que suben cuando hay sol y no sueldo para aprovechar el calor solar en invierno o, al revés y también, que bajan cuando ya no hay sol, son ideales para tener calefacción natural y sin consumo.
Los electrodomésticos de clase A para arriba, imprescindibles. Sobre todo, la nevera, debería ser A +++ ya que está 365 días arranque y las 24 horas.
Contratad siempre energía verde 100% renovable. Preguntad a vuestra comercializadora y, si no la puede ofrecer, cambiad de empresa. Informaos también de las posibilidades a nivel de tejado o azotea, a nivel individual o colectivo para fabricar electricidad o producir agua caliente con placas solares.
Intentad derivar vuestros consumos, lavadoras, lavavajillas, agua caliente, cocina eléctrica, climatización, hacia las horas valle. Ahora en invierno entre las 22 h y las 12 h son las horas (nocturnas y matinales) en que la fabricación de electricidad es menos contaminante y más económica. Hasta un 47% de ahorro.
Y como los ejemplos son fundamentales para hacer pedagogía, dejadme que os cuente mi experiencia personal de dos pisos en Terrassa, uno para el trabajo de mi esposa y el otro para vivienda, rehabilitados hace 18 meses. Finca comunitaria de 50 años de antigüedad. Ventanas de aluminio con puente térmico. Doble vidrio con baja emisión. Trasdosado en algunas de las paredes, las peor orientadas. El piso está orientado a sur, con una superficie a calentar de 180 m2. Calefacción mediante aerotermia y suelo radiante. El aire acondicionado mediante conductos de aire y también, lógicamente, con la aerotermia. No hay gas y todo es eléctrico. Plaza de párking colectiva con un punto de recarga del coche eléctrico donde cargo, algunos días, el vehículo.
El recibo de la luz, con discriminación horaria y 8,2 kW contratados me sube entre 110 y 130 euros los meses de calor. Los meses de frío entre los 130 y 200. Si hace mucho frío como el 02 2018 con dos nevadas en la ciudad, subió 230 €. El recibo es mensual. Atención, la temperatura constante las 24 horas del día, es de 22 grados. ¡Sin color!
El trabajo bien hecho y en la línea de la sostenibilidad y eficiencia es el presente y, sobre todo el futuro.
Si queréis pasar a hacer pisos y viviendas con estándares de calidad, haced publicidad y hacedlo con ejemplos prácticos y reales.
Autoria de les fotos: Jan Dinarès, arquitecto técnico
Nota del editor
Este artículo fue publicado originalmente en El Informatiu número 359